Firulais "in medias res"

 

Presentación

Alejandra Carolina Díaz

Junto con el primer grupo de alumnos del curso Estudio de Textos, que forma parte de la Licenciatura en Idiomas, presento este comentario colectivo del cuento “Firulais”, de la escritora mexicana Lola Vidrio (1907-1997), publicado en su libro Don Nadie y otros cuentos en 1952,[1] por el cual ganó el Premio Jalisco de literatura en aquel año.

         En el presente es posible afirmar que la obra literaria de esta autora es importante no solo por su calidad, sino por su historicidad, por las diversas dificultades que enfrentó para lograr la publicación de su único libro. Ella fue una mujer de clase media que no vivía en la capital del país, que era madre trabajadora y por ello disponía de poco tiempo para desarrollar su creatividad desde que enviudó a los veintiocho años, por lo cual tuvo que alternar entre empleos, la crianza de sus dos hijos, las discusiones de café, la escritura nocturna, la corrección de textos, el columnismo periodístico, los reportajes, la colaboración como editora de una revista y los esfuerzos para lograr publicar su libro.[2]

         En sus cuentos, Vidrio hizo alusión a debates filosóficos, políticos y sociales de mediados del siglo XX, como la búsqueda de la esencia, la justicia social, la crítica al Estado posrevolucionario, el acoso sexual, la lucha por los derechos de las mujeres, entre otros. Fueron heroínas las protagonistas de la mayoría de sus relatos, motivo por el cual “Firulais” es interesante, al no centrarse en la experiencia de una mujer, sino en la perspectiva de un perro que, además tenía un origen callejero. De hecho fue el cuento que menos exploré en la investigación que realicé sobre esta escritora.

En “Firulais” encontramos una historia cotidiana del México de aquella época, pero en el que se advierten también alusiones a obras clásicas grecorromanas, como ocurre en otros cuentos de Vidrio, como el “Don Nadie”; también están presentes aspectos de las vanguardias narrativas, por ejemplo, la del diálogo interior, o la exploración de los pensamientos de sus personajes, influencia del psicoanálisis, que obtuvo probablemente dentro del grupo de Bandera de Provincias, revista en la que publicó algunos cuentos en 1929.

“Firulais” es narrado por una voz omnisciente y comienza in medias res, es decir, abruptamente, en plena batalla entre perros, cual epopeya clásica, para luego introducirse en el mundo interior y cotidiano del personaje. Sin recurrir al snobismo Vidrio expone temáticas profundas, como el viaje existencial transformador, el amor incondicional, la libertad y la muerte. Firulais tiende a ser humanizado, aunque expresa extrañeza al observar el comportamiento de los humanos, a quienes considera dioses.

         El ejercicio del comentario de texto fue pensado para la evaluación final de los estudiantes. El propósito fue realizar un comentario de texto literario bajo las preguntas básicas: ¿qué dice? (argumento), ¿cómo lo dice? (trama, estilo, identificación de figuras retóricas), y ¿por qué lo dice? (aspectos históricos, intertextualidad), esto como una introducción al comentario de texto literario.[3]

         Para la pregunta ¿por qué lo dice? les fueron facilitados algunos textos cortos que podían dar pistas de los posibles intertextos presentes en el cuento. En sólo dos horas los estudiantes: leyeron tanto el cuento como los fragmentos de potencial intertextualidad y elaboraron reflexiones magníficas para mí porque me confirmaron que ellos podían interpretarlo y establecer relaciones que yo no había advertido, a pesar de que me había especializado en la autora.

El hecho de que haya sido un grupo pequeño hizo posible guiar una dinámica de grupo, pero también de fortalecimiento de conocimientos individuales a través de las inquietudes y saberes de cada uno. Por otra parte, se forjó un ambiente de aprendizaje que podría llamarse horizontal, porque no vino sólo de mí como profesora, sino de los alumnos, que tomaron una actitud propositiva y dispuesta.

A contracorriente de las “pedagogías de la crueldad”, en las que la humillación funge como un mecanismo de autoridad impuesta a la que hay que subordinarse, a lo largo del curso optamos conscientemente por insistir en las capacidades y potencialidades de cada uno, por ejemplo en la cultura cinematográfica de Yael Sandomingo, los conocimientos de Asia Oriental de Samuel Calderón, la experiencia y saberes de música clásica (académica) de Ximena Moreno, y la cultura literaria latinoamericana y femenina de Marina Ruíz, particularmente de la obra de Isabel Allende; los cuatro son traductores en ciernes que presentan aquí, junto conmigo, un ejercicio hermenéutico del cual me siento muy orgullosa, especialmente por haber salido avante en pleno 2020, año pandémico.

 

Firulais, una corta epopeya mexicana del siglo XX

Ximena Moreno

 

Este cuento nos relata la historia de vida de un perro llamado “Firulais”, desde su adolescencia hasta su muerte, así como la relación entre él y sus amos… La historia está escrita con una narración en tercera persona, el narrador es omnisciente pero sólo narra los hechos desde la perspectiva del perro Firulais, utiliza la humanización de éste, es decir, que el narrador describe todos los pensamientos y sentimientos del perro, habla de su percepción de la realidad y también nos comparte sus reflexiones profundas sobre la vida.

Otra característica particular es la secuencia in media res en la que está relatado el texto, esto se refiere a que la historia comienza en el clímax o conflicto del cuento. Después nos lleva al inicio de esta para retomar la narración nuevamente a partir del conflicto y finalmente continuar linealmente hasta el final.

La historia comienza con la pelea entre Firulais y unos perros del vecindario que, al parecer estaban fastidiando a un perro faldero, amigo del can principal. Firulais, al ver cómo hostigan a su amigo, se lanza sobre los perros sin darse cuenta de que su amigo faldero había quedado atrapado en medio de la pelea. Es así como “Taco” muere lastimado por el mismo Firulais, que sin darse cuenta le había lanzado un mordisco.

Entonces, el narrador comienza a describir a Firulais y nos cuenta cómo idolatraba a sus amos cuando era cachorro. Le parecían seres muy especiales, pero a medida en la que fue creciendo, se dio cuenta de que no eran tan buenos como él pensaba. Descubrió que los seres humanos tenían muchos defectos, eran desleales con sus amigos, groseros, rudos y malagradecidos, pero Firulais no dejaba de amarlos.

Cuando su amigo faldero murió, Firulais estaba tan triste que quería ir a lamer el pequeño cuerpo de este; se sentía desconsolado. En vez de apoyo y comprensión por parte de su dueña, esta le pegó un puntapié muy fuerte a la altura de las costillas, y además lo molió a palos. Huyó desconcertado, sin entender por qué utilizaban tanta brutalidad contra él. Sintió tanto miedo que no quiso regresar. En la calle lo invitó otra familia, ellos eran muy buenos, lo acariciaban y hasta lo dejaban dormir en el sillón, así que el perro se acomodó unos años ahí hasta que sintió el olor de su propia muerte; entonces recordó a sus antiguos amos, a quienes amaba profundamente y les era fiel a pesar de todo. No podía morirse sin agradecerles por última vez, así que un día salió de su casa en la primera oportunidad para encontrar a su amo en la parada de camión a la que acostumbraba ir todas las mañanas. Efectivamente, ahí se encontraba su amo; Firulais se acercó a lamerle los pantalones buscando su cariño, y el amo lo acarició con ternura y amor. Cuatro días después, llegó la noticia de que Firulais había muerto, y fue así como el amo comprendió que el perro había ido a despedirse y a mostrar su gran amor y lealtad hacia él por última vez.

Habiendo leído el texto y la biografía corta de la autora, creo que ella se sintió muy identificada con el libro “Flush” de Virginia Wolf, que describe de igual manera la vida del perro de una poeta. Esta historia, según la trama presentada, nos muestra cómo sería la realidad vivida desde la perspectiva de un perro.

Podría imaginar que Lola Vidrio también tuvo un perro, quizás el mismo del que habla su cuento, probablemente haya narrado el acontecimiento, inspirada en la perspectiva de su perro. Quizás en la historia, ella fue la dueña de Firulais, o quizás fue la niña dueña del perro faldero.

Me encantó el cuento, no sólo la historia es bellísima, sino que el lenguaje que utiliza es fino en todo momento y no utiliza elementos vulgares; al contrario, describe los hechos con un aire de heroísmo, de aventura, de romanticismo total.

Encuentro mucha intertextualidad en este texto, comenzando por el nombre de “Firulais”, se nos presenta un fenómeno cultural muy relevante en la historia de México: la migración, los “pochismos”. Si se investiga más a fondo sobre la vida de Lola Vidrio, probablemente encontremos algún tipo de relación entre su vida y este fenómeno.

Por otro lado, podemos ver un trozo de la vida cotidiana en el México de alguna época (no dudo que describa la época de la autora), cuando los vecinos convivían entre sí con mucha naturalidad. Las peleas de los animales eran comunes, y también era habitual golpearlos. Los perros seguramente paseaban sin correas, y los trabajadores se movían en transporte público. Creo que dentro de la historia se muestran indirectamente muchas facetas del México del siglo XX.

 Fotografía: Lola Vidrio con un perro en los años treinta.

La huida y el amor incondicional

Yael Sandomingo

 

La autora desarrolla su argumento en torno a la vida de un perro, lo que piensa de sus dueños y su relación con los otros animales que tiene cerca, incluyendo un acontecimiento donde mata accidentalmente al perrito vecino: “Taco”, quien lo consideraba un hijo adoptivo. Al darse cuenta de ello, huye de su casa original, y es adoptado por otra persona.

El cuento se narra en tercera persona, aunque principalmente desde el punto de vista de Firulais, con sus propios prejuicios y la dificultad para entender a los humanos. Comienza con el suceso de la pelea entre los perros (in medias res), donde Firulais es muy duro con Taco. Al día siguiente se entera de su muerte porque la niña que era su dueña avisa a la ama de Firulais, quien se enoja bastante. Era una mujer que al perro no le agradaba ya mucho en comparación con su amo, por cómo lo echaba de lugares y limpiaba la casa, y le pegaba con un palo, tal vez una escoba. Sintiéndose muy culpable, triste y traicionado por recibir castigo en lugar de comprensión, el perro huye. Planeaba regresar a casa después de un rato, pero otra persona lo llamó por su nombre y lo trató bien, así que decide quedarse en aquella casa. La historia termina cuando Firulais, presintiendo su propia muerte, le da una última visita a su viejo amo en la parada del camión.

Una de las modalidades narrativas por las que la autora es conocida es el monólogo interior, que se puede notar en matices dentro del cuento en las descripciones de lo que piensa el perro “Firulais”; su nombre es famosamente uno de los más usados en Latinoamérica, y viene de la experiencia de migrantes latinos en Estados Unidos, en particular mexicanos, pues el nombre se deriva de la expresión en inglés “free of lice” (libre de pulgas), como un requerimiento para que los animales de los migrantes estuvieran saludables y limpios.

Además, es muy probable que haya influencia del payaso Firulais, que vivía en Guadalajara en aquella época. Su nombre fue Federico Ochoa, de hecho, en el cuento, el amo del perro se llama don Federico, que se definía a sí mismo con el deseo animal y salvaje de retar las reglas civilizadas, y por el apodo que le pusieron sus amigos para molestarle cuando se fijó en una mujer que le gustaba mientras ella llamaba a su perro, ‘Firulais.’

La relación más fácil de dibujar con otra obra es con la novela Flush, de Virginia Woolf, publicada en 1933, pues se trata de un relato biográfico extenso de Flush, que es también un perro. Su ama, la escritora Elizabeth Barrett tiene un amorío con Robert Browning, pero Flush rivaliza con él, le tiene celos por llevarse tanta de la atención de ella, no como una expresión de amor hacia la especie solamente, sino desde el punto de vista del animal. Además de ello, también hay una cierta inspiración de Diógenes de Sinope, un filósofo griego caracterizado por vivir de la misma forma que hace el perro en el cuento; por las calles y sin posesiones materiales, con la idea de que lo natural y sencillo es la mejor manera de vivir.

 

Mirada del antihéroe más fiel

Samuel Calderón

 

Firulais se involucra en una pelea para defender a su mejor amigo de otros canes, la gente sale de sus casas y hace todo lo posible por separar a los perros, pero no tienen éxito. Después de la pelea, Firulais regresa herido a casa, pero aun así recibe más golpes. Sus dueños a quienes ve como deidades, lo habían adoptado, desconocían sobre sus padres y dónde había nacido, lo maltrataban y no le permitían andar por la casa.

Antes de la pelea, Firulais había encontrado cierta paz con otro perro del vecindario llamado Taco, a quien veía como su padre. Cierto día, la dueña de Taco, una niña, fue a casa de Firulais a acusarlo de la muerte de su gran amigo, a quien en realidad había tratado de defender, por lo que le vino una fuerte tristeza que lo llevó a andar por las calles hasta cansarse. Una persona lo encontró con caricias y pudo devolverle el ánimo, y además lo llamó por su nombre, lo cual lo maravilló.

Firulais ahora tenía un nuevo hogar, muy diferente al suyo. Ahí él podía dormir en el sofá. Un día se da cuenta de que está a punto de morir y siente deseos de volver a ver a su amo, deseaba verlo a pesar de que no lo trataba bien. Había regresado para demostrar su lealtad, ante la indiferencia de su amo, quien sube a su automóvil y lo deja. Después de sentir las caricias de su dueño, Firulais muere, Este animal demostró su amor hasta el final.

Figuras

Algunas de las figuras retóricas que se pueden identificar en el texto son: la metonimia, que expresa una relación semántica de causa- efecto, cuando la autora dice “Firulais encendió la hoguera formidable”, es decir, para defender a su amigo, empezó una riña, la cual también es una metáfora del comienzo de la pelea.  Otra es: “la válvula de su ternura quedo abierta”, en la cual hace una semejanza entre dos ideas para demostrar un sentimiento, pero con la misma dinámica causa-efecto. Otra de las figuras es la hipérbole: “Firulais sintió que le atravesaban muchos puñales”. Con el fin de hacer más expresivo y dramático el relato, la autora exagera una característica para describir el dolor.

El perro es uno de los animales domésticos preferidos para tener como mascota, son juguetones, afectuosos con los humanos, sus sentidos del olfato y el oído son muy agudos, son sociables, pero una cualidad que los caracteriza es que son fieles a sus dueños. Muchos estamos familiarizados con su comportamiento sin ser unos expertos. La escritora Lola Vidrio describe claramente el comportamiento de los canes. Ellos también tienen sentimientos, tienen la necesidad de ser queridos y sufren, también les gusta sentirse libres. En el cuento pareciera que la autora se mete a la cabeza de un perro y nos explicara lo que le pasa por ella, aunque sería importante precisar que la voz de quien narra es omnisciente, se supone que es una voz que todo lo sabe, no es una voz testigo, no ofrece juicios tajantes sobre los personajes, sino que trata de describir el mundo desde la perspectiva de un perro. 

El espanglish

En América Latina, en especial en México, a los perros que encontramos en la calle y no sabemos cómo se llaman, los llamamos Firulais. Muchos desconocíamos el origen de tal nombre, y no proviene de alguna caricatura o cuento. El contexto histórico es muy interesante ya que tiene que ver con la lengua y las costumbres. Cuando un trabajador agrícola mexicano llevaba su perro a la frontera de los Estados Unidos, y este estaba libre de pulgas le decían “free of lice”. Al no pronunciarlo correctamente, poco a poco fue cambiando a “Firulais”. Este fenómeno también ocurrió con otras palabras del idioma inglés que se hispanizaron, por ejemplo: “bistec” que viene de “beef steak”.

 

De las ataduras humanas a la libertad

Marina Ruiz

Sobre la autora, aspectos interesantes

En México, en la década de 1950 las mujeres que solían escribir eran silenciadas por cuestiones de género, mientras que los hombres que se dedicaban a la literatura podían llegar a ser célebres autores o críticos que tenían que marcar el canon estilístico y la historia de la literatura mexicana, sin embargo, las obras de Vidrio, como de otras escritoras de su generación, marcaron una pauta para que el trabajo de una mujer también fuera reconocido. Las escritoras de esta época se encargaron de publicar cuentos y novelas, muchas obtuvieron premios y condecoraciones, y así, poco a poco ganaron terreno dentro del campo de las letras en este país, su trayectoria marcó una era para el reconocimiento del talento y la capacidad de escritura de las mujeres, con todo y que hayan sido atacadas por sus detractores.

Además de su labor literaria, Vidrio generó un impacto en la defensa de los derechos humanos, y contra la desigualdad social, puedo decir que poco a poco nuestra generación también se ve afectada de manera positiva en la que más mujeres alzan la voz para así poder ser tomadas en cuenta.

 

Firulais

El cuento de Vidrio se centra en las vivencias del perro Firulais, y la manera en la que él ve el mundo, y cómo interpreta la razón y forma de ser de los seres humanos. La narración está escrita en tercera persona, de forma omnisciente. Aunque los pensamientos de firulais no son narrados por él mismo, parece que son interpretados, a manera de una voz interna. Sin embargo, las acciones de los seres humanos solo son explicadas a través de los diálogos y narrativa para ejercer un hecho y de esta manera Firulais le da interpretación y tono.

La narrativa dentro del pensamiento de Firulais nos hace centrarnos en los sentimientos que él tiene al vivir rodeado de seres humanos incapaces de comprender la naturaleza del perro, por consiguiente, Firulais desenvuelve sentimientos engarzados que le dan la esencia al cuento.

 

La llegada de “Firulais” encendió la hoguera formidable. Fue cosa de segundos, casi no hubo tiempo para un preliminar de provocación. La fuerza de su odio mutuo era imperativa, y al encontrarse frente a frente se desató violenta e incontenible.

 

Aquí encontramos el recurso que más se repite dentro del cuento, a este recurso se le conoce como personificación, o prosopopeya donde se le da vida, pensamiento y voz a un personaje inanimado o a un animal. Gracias a este elemento literario el cuento tiene cavidad y forma, se repite porque es parte de la esencia del personaje de “Firulais”.

 

Alusión a Diógenes de Sinope

El filósofo griego Diógenes (ca. 412 a. C. - 323 a. C.), fue uno de los fundadores de la llamada escuela cínica, cuyo nombre se debía a la similitud del comportamiento de estos con el de los perros, y a la admiración que les profesaban. Con el paso de los años el pensamiento más grande de aquellas épocas era encontrar “el llamado” o ser “iluminado”, entendiendo así que, dentro de la razón humana podríamos comprender el concepto de dios, y los filósofos que practicaban las enseñanzas divinas hacia la felicidad máxima, recurrían a comportamientos libres de cualquier compromiso con las emociones, ya que eran vistas como ataduras del pensamiento mundano. Es así como Diógenes decidió “liberarse” de las ataduras, convertirse en vagabundo. Poco a poco la palabra Cínico ejerció un significado negativo, como el de alguien a quien le gusta disfrutar del dolor.

En el cuento “Firulais”, el clímax surge in medias res: Firulais decide dejarlo todo para calmar su culpa por haber sido acusado por la muerte de su gran amigo Taco, un perro del vecindario. La decisión era simple: huir para no volver jamás, pero al poco tiempo la cercanía con la muerte y el sentimiento de culpa jugaban un papel que lo motivaron a regresar con su amo. Al igual que Diógenes, al querer vivir en un mundo sin ataduras, de alguna manera estaba ligado a encontrar su propio camino. Tanto Firulais como Diógenes guardan estrecha relación que los encamina a las ataduras humanas y al abandono de ellas.


Bibliografía

Bajtin, Mijail. Estética de la creación verbal. México: Siglo XXI, 1999.

Beristáin, Helena. Análisis estructural del relato literario. México: UNAM, 1996.

______________ Diccionario de retórica y poética. México: Editorial Porrúa, 2000.

Calsamiglia, Helena; Tusón, Amparo, Las cosas del decir. Barcelona: Ariel, 1999.

Citli Toribio.¿Cuál es el verdadero origen del nombre 'Firulais' y qué significa en realidad?” en Heraldo de México, 14 de octubre de 2020. [En línea] Disponible desde: https://heraldodemexico.com.mx/tendencias/2020/10/14/cual-es-el-verdadero-origen-del-nombre-firulais-que-significa-en-realidad-214902.html, consultado el 1 de diciembre de 2020.

Díaz, Alejandra Carolina. “Lola Vidrio: El arduo camino hacia su libro Don Nadie y otros cuentos (1952)” en Letras hispánicas: identidad y género, Universidad de Salamanca-Universidad Autónoma Metropolitana, 2021 (en prensa).

Eagleton, Terry, Cómo leer literatura. México: Ariel, 2017.

Enciclopedia de la literatura en México ELEM (FLM), Fundación para las Letras Mexicanas FLM, 05 mar 2018, http://www.elem.mx/autor/datos/1128

Grupo M. Retórica General. Barcelona: Paidós, 1970.

Lola Vidrio. “Firulais”, Don Nadie y otros cuentos. Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco, 1952, pp. 99-108.

Villaseñor y Villaseñor, Ramiro. Las calles de Guadalajara. (Tomo 3 p 107-109) Guadalajara, Unidad Editoral, 1987.

Woolf, Virginia, Flush. Barcelona: Editorial Destino, 2010.  

 



[1] Lola Vidrio. “Firulais”, Don Nadie y otros cuentos. Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco, 1952, pp. 99-108.

[2] Alejandra Carolina Díaz. “Lola Vidrio: El arduo camino hacia su libro Don Nadie y otros cuentos (1952)” en Letras hispánicas: identidad y género, Universidad de Salamanca-Universidad Autónoma Metropolitana, 2021 (en prensa).

[3] Para este ejercicio nos hemos basado en estas obras principalmente: Terry Eagleton, Cómo leer literatura. México: Ariel, 2017; Helena Calsamiglia, Amparo Tusón, Las cosas del decir. Barcelona: Ariel, 1999; Helena Beristáin. Análisis estructural del relato literario. México: UNAM, 1996; Helena Beristáin. Diccionario de retórica y poética. México: Editorial Porrúa, 2000; Grupo M. Retórica General. Barcelona: Paidós, 1970. Mijail Bajtin. Estética de la creación verbal. México: Siglo XXI, 1999.

Comentarios